Ir al contenido

Volumen 1: Calor Equilibrio planetario

Nuestro planeta es extraordinario y extraordinariamente precioso.

Narración de
  • Devika Bakshi
3 minutos de lectura

La estabilidad climática que sustenta nuestra sociedad moderna es excepcional, y destaca en una historia climática de la Tierra que, generalmente, se ha visto dominada por lo que consideraríamos extremos. Aunque los humanos apenas hemos vivido en un estrecho margen de temperaturas, en el pasado remoto, la Tierra solo albergaba aquellos organismos, plantas y animales que podían prosperar en unas climatologías dignas de terrarios, saunas, baños de vapor y congeladores.

Vamos a observar un período que fascina a los niños de todo el mundo, uno de los momentos más cálidos en la historia reciente de la Tierra, hace 90 millones de años: la Tierra de los dinosaurios.

La Tierra de los dinosaurios:

imagina cómo era el planeta que habitaron estos enormes reptiles. A causa de unos niveles de dióxido de carbono que casi triplicaban la concentración atmosférica actual, el calor no podía escapar y las temperaturas nunca bajaron lo suficiente como para que se formaran capas de hielo en el Ártico o la Antártida.

De hecho, los polos tenían un clima templado y pantanoso, mientras que la mayor parte de la Tierra experimentaba condiciones tan cálidas y húmedas que solo los reptiles y los insectos podían prosperar sobre el agua. La temperatura global se disparó a niveles asombrosos y las erupciones volcánicas resquebrajaron los paisajes por todo el mundo.

La Tierra del hielo:

tras el impacto del asteroide que llevó a los dinosaurios a la extinción, el clima de la Tierra cambió drásticamente. En la atmósfera permanecieron los escombros y el polvo fruto del impacto, evitando que la luz del sol calentara el planeta y provocando un clima más árido.

Ilustración de la cobertura de hielo del Pleistoceno

Mucho tiempo después, hace unos 25 000 años, las variaciones en la órbita de la Tierra causaron la mayor extensión glacial de la historia del planeta. Las capas de hielo se extendían hasta el norte de los Estados Unidos y a lo largo de Europa y Asia, reflejando gran parte del calor proveniente de la luz solar al exterior de la atmósfera de la Tierra, provocando sequía y desertificación gélida.

Durante este período, la Tierra no solo era significativamente más fría que hoy, sino también polvorienta y tormentosa, y carecía de gran parte de la vida que podría haber poblado sus bosques y océanos en condiciones más favorables. Para sobrevivir en este clima violento e inestable, con temperaturas extremas y cambios climáticos discordantes, los primeros homo sapiens que habitaban el planeta se reunían en pequeñas sociedades nómadas que se desplazaban siguiendo sus fuentes de alimentos mientras subsistían de la caza y la recolección.

 

Personas montando en bicicleta y caminando por una calle arbolada

La Tierra del Holoceno:

hace unos 12 000 años, los cambios en la órbita de la Tierra y la inclinación de su eje llevaron al planeta de su gélido máximo glacial a un período más templado conocido como la época del Holoceno, que resultó ser inusualmente estable. El predominio del homo sapiens y el florecimiento de la civilización se deben al particular clima del Holoceno. Por primera vez, nuestra especie pudo asentarse, plantar cultivos y disfrutar de agradables temperaturas. Florecimos y llegamos a dominar el planeta.

El clima del Holoceno fue producto de un delicado e intrincado equilibrio: un espejo de hielo y nieve en el Ártico, la Antártida y muchas regiones montañosas y de tundra reflejaba la luz solar, moderando los efectos del calentamiento de la radiación solar, mientras que, en los trópicos, los árboles y las plantas reciclaban el carbono, almacenándolo en los bosques y la vegetación del planeta en mayor magnitud del que escapaba a la atmósfera. El resultado fue una atmósfera que mantuvo la Tierra en una temperatura estable ideal para nuestra especie, así como para la conservación de esos glaciares y bosques.

El cambio climático amenaza con sacar a nuestro planeta del Holoceno. El calor es la fuerza que mueve el cambio climático. El calor es familiar, es intuitivo y comprender sus atributos nos ayudará a comprender mejor nuestro cambiante clima.