Los cambios en la temperatura global van a transformar estos lugares familiares en climas diferentes. Si no detenemos las emisiones de carbono, la climatología estable, que tan amable ha sido con nuestra especie, podría transformarse irrevocablemente. Históricamente, los cambios entre climas se han asociado con extinciones a gran escala ya que incluso las especies más hábiles y dominantes no pueden sobrevivir a ciertas condiciones físicas.
Imagina qué sucedería con todo aquello que hace que la sociedad humana sea especial, como el arte, la agricultura o los deportes, en un mundo tan cálido que nuestros cuerpos no pudieran sudar para refrescarnos o tan frío que el hielo cubriera todos nuestros océanos. Considera el daño a la salud global, la estabilidad política y la economía mundial que se produciría si la Tierra saliera de las únicas condiciones que los humanos han conocido.
La pérdida de nuestro clima especial afectaría todo lo que conocemos y transformaría irrevocablemente a la Tierra en un lugar irreconocible, en un planeta donde no habría lugar para el ingenio, la creatividad... o la vida humana.
La Tierra de invernadero
A medida que la actividad humana suma gases de efecto invernadero a la atmósfera y la temperatura global se calienta, comienzan a interrumpirse ciclos críticos en el sistema climático de la Tierra. La activación de «puntos de inflexión», como la pérdida de la capa de hielo de Groenlandia o el hielo marino del Ártico debido al aumento de las temperaturas, amenaza con crear una cascada de impactos climáticos y provocar un calentamiento aún mayor.
Estas dinámicas nacieron a partir del cambio climático provocado por el hombre, y están cerca de progresar más allá de nuestro control, con el riesgo de forzar el clima de la Tierra a un estado de calentamiento perpetuo sin posibilidad de alcanzar un nuevo equilibrio. Muchas partes de la «Tierra de invernadero» resultante serían irreconocibles e inhabitables para los humanos, como sucedió con la Tierra de los dinosaurios y otros climas cálidos del pasado. Se desconoce a qué nivel de temperatura pueden convertirse nuestro planeta y su atmósfera en la Tierra de invernadero, pero existe una fuerte evidencia de que algunos de los mecanismos clave de la Tierra de invernadero ya han comenzado.
Una Tierra de invernadero no es inevitable, ni instantánea. Es un camino con una cronología y, por primera vez en la larga historia de los humanos en la Tierra, estamos en una importante posición para comprenderlo.
El trabajo que debemos hacer para no alcanzar esos puntos de inflexión es urgente, pero por fortuna somos plenamente capaces de ello. Como especie, tenemos que cesar por completo las emisiones de gases de efecto invernadero y hacerlo lo antes posible. Nuestra comprensión de la Tierra, la ciencia del clima y su funcionamiento, junto con la voluntad de cambiar la forma en que vivimos, a veces de manera fundamental, puede retrasar esta cronología y brindarnos oportunidades para adaptarnos de una forma que nos permita prosperar en una relación consciente con nuestro entorno físico.
¿Adónde vamos desde aquí? Entendemos que este desafío es duro y requiere coraje. Lea lo que tenemos que decir a la hora de aceptar la responsabilidad que todos tenemos.
Para afrontar este futuro, vamos a necesitar conocimiento e imaginación. Te invitamos a examinar nuestros mapas y visualizar cómo podría ser nuestro mundo.